en mi monumento nunca mas

En mi Monumento, nunca más

Fuera de mi ciudad, de mis calles, de mi casa, de mi vida. Asquerosos seres humanos que se escudan detrás de la Virgen del Luján y gritan vivas a la patria que sólo suenan como vivas a los privilegios propios sobre la pobreza ajena.
Dicen que son el pueblo, y lo único seguro que es que el pueblo no está allí, en mi parque nacional a la Bandera. Son un montón, sí, un montón de mierda que estaba solapadamente refugiado en un mundo de pura materialidad a expensas de la explotación indiscriminada de la naturaleza, de una tierra que debería ser para beneficio de todos los seres humanos y no de un grupo que se cree elegido.
Afuera los que acusan de demagogia y soberbia, utilizando la demagogia de la “humildad”. Los que con pocos criterios desean derrocar, golpear fuerte. La máquina golpea fuerte, el tractor golpea fuerte, pero eso no es ganar. El hombre pierde batallas con la máquina, pero gana la pelea: el hombre vence a la máquina.
Sobre sus 4x4, volviendo a sus campos, sobre sus banderas, volviendo a sus tierras, quitándose la escarapela mientras miran con sentimientos confusos una villa miseria. Sonríen agitando sus comillos con rencor y esperanzas, maldad y deseos. Guardan su escarapela en su bolsillo derecho.
¿Han visto la magnifica caravana, cargada de desechos? ¿Han visto a la clase baja codeándose alguna vez con el poder? ¿Han visto a peones de la soja ocultos a las cámaras, mientras sus patrones sin vergüenza alguna manejan sus tractores para una exhibición?
“¡Que se termine el hambre!” suelen gritar, mientras los chicos se conforman con olfatear el humo de soja que suelen quemar. Comer pescados con sabor a leche. Encontrar en la basura cacerolas invencibles rotas de tanto golpear. Banderas argentinas que ya no son ni patria, vírgenes del campo que protegen solo bajo el precio de millones.
Apenas eso son. Monstruos de cabezas diminutas que almacenan léxicos de no más de 300 palabras, históricamente necesarias para dar órdenes en nombre de Dios y La Patria.
No podrán, no, volver a trasladarse, protegidos por sus universos móviles que cotizan en Bolsa, a mi momumento, ni con la Virgen de bandera ni con las banderas tapando a sus vírgenes histéricas de semblante sereno, de cuerpos abrigados con pieles de animales en extinción, con panzas que de tan llenas no quieren recibir más nada. Repelentes ratas de la discordia, caretas de la más fea premonición. Rubios del demonio, ojos claros de la mentira, de lo vacuo y aparente. ¿Cómo no ser resentidos frente a tanta maldad impune? ¿Cómo permanecer impávidos ante semejante provocación?
Con algunas monedas en los bolsillos, y con la frase “aguante el campo” gravada en sus cuerdas vocales, la clase mas baja de todas, terminó su trabajo de día 25 de mayo. Terminaron de fingir que son peones. Terminaron de usar los sarcasmos caracteristicos.
mi bandera no ha sido manchada. Mi escarapela no ha sido manchada. Lo que esta siendo manchado es mi pueblo. Obligando a las circunstancias a volver en el tiempo (por que ellos son los quedados) y hablar de federales y unitarios.
En la tv, se ve un primer plano de panzas manchadas con locro de bar rosarino, colores calidos y alegres, pero mas abajo, un pequeño recuadro mostraba un oscuro acto de un pueblo perdido, mostrando la decadencia que no tiene. Gente con boina masturbando al falo mas grande de la zona, besando sus huevos de oro. El falo con su gran eyaculación grito en el implacable cielo “¡y que viva el campo!”

3 puñetazos:

  1. Ximena dijo...

    MUY BUEN TEXTOM,
    A PESAR DE LAS DIFERENCIAS IDEOLOGICAS MUTUAS FOCALIZO NADA MAS LO ULTMO ESCRITO...

  2. Coruscante dijo...

    ¡Hola! Leí tu comentario en mi blog, me gustó mucho este post, así que lo voy a imprimir y llevar a la escuela para provocar a los pro-campo. Por mi perfil, seguramenta sabés que yo soy de Rosario. Enlázame y te enlazaré en mi blog.
    Saludos revolucionarios.

  3. CSA dijo...

    Gracias por el comentario.

    En primero lugar, deberíamos perdonarnos los unos a los otros puesto que nos equivocamos todos a la hora de realizar el proyecto obrero.

    Sin embargo, lo podemos corregir. No podemos negarnos los unos a los otros, unidos podemos.

    Como habrás podido ver en mi blog, me da igual si es una persona anarquista, socialista democrático anticapitalista (que los hay aunque pueda parecer extraño) o comunista: necesitamos unión fuerza y valor.

    Yo también podría decir que los comunistas hicieron mucho daño en la Guerra Civil, pero no lo digo puesto que necesitamos la unión de todas las fuerzas para derrotar al capitalismo y al fascismo que vienen encima.

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